'MONOCROMÁTICOS'
Artistas:
José María Yturralde
Rosa Brun
Mitsuo Miura
Bill Thompson
UBIK
Rainer Splitt
María Lara
Ángeles San José
El último cuadro.
“ [ La blancura] simboliza los vacíos sin corazón y las inmensidades del universo “
- H. Melville Moby Dick
En 1913, como todo el mundo sabe, Kasimir Malevich había pintado el último cuadro posible. Éste era el famoso “Cuadrado negro”. A estos le seguirían, en el
mismo año, los no menos célebres “Círculo negro” y “Cruz negra”. Algunos años más tarde, Aleksandr Rodchenko pintó sus últimos cuadros, en 1921. Eran tres obras monocromas: roja, azul y
amarilla. De ellas, el crítico Taraboukin afirmaría: “Es una pared ciega, inexpresiva, sin voz. No existen contrastes. Es el último cuadro, la obra extrema”.
La vanguardia rusa, en años extremos, abría así, con un gesto de clausura, la que de alguna forma iba a ser una suerte de tradición póstuma del siglo XX: la del
monocromo. No por repetida, menos terminal. Pero su perdurabilidad no le iba a restar un ápice de su carácter extremo. “Simplemente – afirmaría en 1957 el pintor Ad Reinhardt – estoy
pintando los últimos cuadros que jamás puedan hacerse”.
La nómina que el suprematismo soviético, y su clausura de la representación tradicional – “ En el suprematismo no hay por qué hablar de pintura. La pintura ya tuvo
su momento y el propio pintor es un prejuicio del pasado “ afirmaba Malevich en sus escritos de 1920 – legaba a la pintura del siglo era bastante amplia. En ella figurarían los propios
Malevich, Rodchenko, o Albers, junto a un Mondrian al que algunos recusarían como miembro del grupo. Pero también el Miró de del “Ceci est la couleur de mes rèves” de 1925 . O, desde
luego, terminada la tragedia de las guerras mundiales, los expresionistas americanos y su estela posterior como Ad Reinhardt, Clifford Still, Elsworth Kelly, Frank Stella o Robert Ryman. O,
en la tradición más europea, Mark Rothko o el francés Yves Klein, quienes iban a hacer del monocromo toda una poética – si bien póstuma – de la metafísica. Por haber, hasta surgió una notable
influencia del budismo zen – de la tradición rosacruz en otros – en pintores como Sam Francis, quien comienza a realizar una obra monocroma después de una breve estancia en un monasterio
del Japón.
Tradición de lo extremo; pintura de los últimos cuadros posibles…Una notable literatura acompaña a estas obras, curiosamente, aquellas que en un principio habían
planteado la clausura del objeto, el fin de la representación. Clifford Still aludía nada menos que al Pseudo-Longinos de la teoría de lo sublime. Y al visionario Blake del “Matrimonio del cielo
y el infierno”. Reinhardt sugerirá la influencia del concepto de shunyata o el vacío de la pintura china al hablar de su trayectoria. Sam Francis hablará de la influencia “del pensamiento
oriental (especialmente al zen), del junguianismo y de diversas tradiciones ocultistas, incluida la Cábala”… Etcétera.
Independientemente de ello una nota se reiteraba en el monocromo, desde los primeros momentos – los de la Revolución Rusa, los del final de la Europa de los
Imperios, tal como se había conocido hasta entonces. Es la de la ruptura de la sucesión del tiempo. La de la narración tal como ésta se había desplegado antes. “ No tiempo- afirmaba de nuevo
Reinhardt en sus “ Doce reglas para una nueva academia” – El tiempo del reloj o el tiempo del hombre no cuentan”.
La pintura monocroma se sitúa al final: en un tiempo suspendido, límite, siempre al extremo.
La exposición Monocromos que se inaugura en la galería Adora Calvo el 2 de noviembre, reúne a un atractivo grupo de artistas contemporáneos, de tendencias
variadas, agrupados por una característica. La de la práctica, en un lugar u otro de su obra, de la tradición del monocromo. Tradición que, a despecho de su aparente uniformidad, recoge en
sus piezas, estéticas, facturas y actitudes diversas, formando así un amplio repertorio en torno a un tema único: el de la obra monocroma, la tradición del cuadro final. En esculturas, paneles,
cuadros, objetos…
Los artistas presentados en esta muestra, de trayectoria sobradamente conocida, son: Bill Thompson; Rosa Brun; Rainer Splitt; Ubik; María Lara; José María Iturralde;
Mitsuo Miura y Ángeles San José.
Vicente Llorca